¡No olvides por quién repican las campanas de boda!

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Cómo pasan los días! sin darnos cuenta, otro mes que se acaba y no hemos hecho ni la mitad de todo lo que habíamos previsto. Tranquila, no desesperes y tan sólo, acota el grado de dificultad que te has propuesto. Antes de desperezarse, es mejor comprometerse con esas pequeñas cosas que no son tan difíciles de conseguir, al menos antes de intentar hacerlas. Realiza uno de esos pensamientos que te acompañan al despertar cada mañana, solo uno. Y a ver qué pasa...
Y sí,  eres una novia, y sí, estas tareas se incrementan hasta el infinito y más allá. Pero la actitud, debe ser la misma. Debes minimizar tu estrés parcelando todos los asuntos pendientes. Y no olvidar lo imprescindible para el día más importante de tu vida, tu aspecto físico, tu cara radiante, tu cuerpo relajado. Para disfrutar cada detalle que tienes que organizar, debes, primero encontrarte bien contigo misma. Mirarte al espejo y que te guste lo que allí se refleja. Empieza ya a cuidarte. Nunca es tarde para comenzar con una nueva actitud. 

Pide una cita.  Tengo lo que te mereces. Sé lo que necesitas.

Y ya sabes, como siempre te digo, no tienes nada que perder y mucho, muchísimo que ganar.